Escribir, entre otras cosas, nos permite:
• Mirarnos de manera introspectiva.
• Encontrar dentro de nosotros voces específicas: auténticas, sabias, adoloridas, alegres, temerosas, inquietas, claras.
• Tener conciencia de que sabemos, de que no estamos vacíos, de que ignoramos, de que tenemos preguntas.
• Configurar y reconfigurar nuestro carácter al acceder a una imagen real de nosotros mismos.
• Seleccionar y depurar lo que tenemos.
• Tomar conciencia de lo que sí y no queremos decir en público.
• Consignar, ordenar, resguardar y mantener disponibles sentimientos, vivencias, ilusiones y anhelos.
• Compartir con otros nuestras maneras personales de ser, de estar en el mundo y de imaginar futuros posibles.
• Mantenernos despiertos.
Fuente: ©Cuadernos de SALAS DE LECTURA - La palabra oral y la palabra escrita – CONACULTA, MÉXICO
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©Eugenia V. Cano, por la ilustración
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©Eugenia V. Cano, por la ilustración
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“No se vale escribir y no leer porque para el escritor no debe haber diferencia, separación o frontera, entre la vida y los libros.”
Sergio Pitol
(Imagen tomada del Boletín “Leer en común” Año 2 Nº 5–México)
