Ustedes queridos hermanitos
tienen el privilegio de la inocencia
tienen la magia y la ternura
eso que los hombres
aprendemos a perder tan fácilmente.
Ustedes no eligieron nacer en esta tierra
sino que fue la tierra, quién los eligió.
Las caritas de ustedes
tienen su color
las manitas de ustedes
tienen la generosidad del surco
los ojos de ustedes
tienen la profundidad de este cielo irredento
el dolor de ustedes
es nuestra historia.
Nuestra historia, sí
porque no hemos podido
garantizar la magia
garantizar la ternura
ni la ilusión
no hemos podido poner puntualmente
un vaso de leche en la mesa
de cada uno de los niños de esta tierra…
Pero ay del enemigo!
ya lo dijo nuestro Señor Jesucristo
“ay de quien haga tropezar
uno solo de estos niños”
Nosotros, los más grandes
no hemos sabido ser mejores
pero una sola cosa les digo a los niños de mi tierra
a los niños de esta América intemporal:
nuestra ternura seguirá galopando noche y día
hasta reventar su caballo
seguirá desenvainada
degollando la noche y sus fetiches
porque este sol es sólo nuestro
y jamás lo entregaremos.
tienen el privilegio de la inocencia
tienen la magia y la ternura
eso que los hombres
aprendemos a perder tan fácilmente.
Ustedes no eligieron nacer en esta tierra
sino que fue la tierra, quién los eligió.
Las caritas de ustedes
tienen su color
las manitas de ustedes
tienen la generosidad del surco
los ojos de ustedes
tienen la profundidad de este cielo irredento
el dolor de ustedes
es nuestra historia.
Nuestra historia, sí
porque no hemos podido
garantizar la magia
garantizar la ternura
ni la ilusión
no hemos podido poner puntualmente
un vaso de leche en la mesa
de cada uno de los niños de esta tierra…
Pero ay del enemigo!
ya lo dijo nuestro Señor Jesucristo
“ay de quien haga tropezar
uno solo de estos niños”
Nosotros, los más grandes
no hemos sabido ser mejores
pero una sola cosa les digo a los niños de mi tierra
a los niños de esta América intemporal:
nuestra ternura seguirá galopando noche y día
hasta reventar su caballo
seguirá desenvainada
degollando la noche y sus fetiches
porque este sol es sólo nuestro
y jamás lo entregaremos.
Armando de Magdalena. Nació en febrero de 1963 en San Isidro, Buenos Aires, Argentina. Poeta, ensayista, fotógrafo, periodista. Ha publicado más de una decena de libros tanto de poesía, como de ensayo y crítica literaria. Sus tópicos más visitados, son la historia, la filosofía, el arte y la cultura, el marxismo, la espiritualidad americanas. Muchos de sus trabajos han sido premiados y publicados en el extranjero. Adhiere y colabora con varias organizaciones políticas y culturales antiimperialistas y americanistas de dentro y fuera de su país.
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