Pages

Ads 468x60px

Biblioteca Popular José A. Guisasola





Leemos a Alejandro Marcelo Guarino


EL HOMBRE DE LA CALESITA

Cada vez que me cruza por la calle, el hombre de la calesita me pregunta si no sé de algún trabajo.
El hombre de la calesita es alto, flaco y desgarbado y, cuando encuentra un manojo de revistas en un contenedor de basura, sonríe y se va con ellas bajo el brazo.
Heredó la calesita de la plaza "Las Heras", con la que su padre consiguió el dinero para criarlo, pero los chicos, hoy prefieren dar vueltas sobre una computadora.
El hombre de la calesita suele sentarse sobre el caballito blanco de su herramienta de trabajo a esperar a que algún niño le dé marcha al motor.
Los días de lluvia, el hombre de la calesita, cubre la calesita con una lona verde algo agujereada y se sienta en un banco de la plaza a mirarla.
Y el hombre de la calesita, llora, pero nadie se da cuenta de que lo que moja su rostro no son gotas de lluvia, pero, ¿a quién le importa?
Después de todo, el mundo entero sabe que, si bien los hombres no deben llorar, menos aún, los que tienen una calesita.

GUARINO, ALEJANDRO MARCELO
Escritor, Rosario-Argentina
Guionista, músico, conductor de programas de radio, actor…




✫¨´`'*°☆.¸¸.•*¨
✿❀ (◠‿◠)`❥•♪♫¸¸.☆
☆`"•.¸.•°*”˜˜”*°•✫ ¡Gracias, Ale!!

APRENDER A LEERTE. Del libro “CAJITA DE CARTÓN” de Carlos A. Caposio. Ediciones: Fusión de los géneros


APRENDER A LEERTE

Propongo acariciarte página a página,
dejarme llevar por tu historia,
no juzgarte al pasar párrafos prohibidos
y al descubrir capítulos plagiados.

Proyecto soñar el final, juntos,
y adelantarlo.

Quiero ser el protagonista de tu desenlace,
navegar en la incertidumbre de este nudo
y ser historiador de tus principios amorosos.

Quiero descubrirte al leerte
sin pensar en tus autores del pasado
sin crear juntos un best seller.

Mi sueño,
es perdernos en alguna plaza
no que paguen por leernos
que nos regalen,
y que vuelvan a regalarnos
para viajar con vos en cajas de mudanzas,
para ir por los colegios en mochila,
descansar en las mesas de luz
y ser leídos de reojo en el tren y el colectivo.

Intento escribir el principio que dejaste para el final
leerte en voz alta,
hacerte vibrar sin vocales
llenar tus capítulos de consonantes
eliminar puntos y apartes
y entre coma y coma,
hacerte el amor.


Leemos 2 poemas de Javier Villafañe. Del libro: El gran paraguas, Edic. La Rosa Blindada, Buenos Aires. (1965)


DIÁLOGO

Estaban en un caño. Hablaban.
-¿Y si tuviéramos un perro?
-¿Para qué?
-No sé. Para tener un perro.
-Yo tuve muchos perros.
-Yo también tuve muchos perros. ¿Y si tuviéramos un gato?
-¿Para qué?
-No sé. Para tener un gato.
-Yo tuve muchos gatos.
-Yo también tuve muchos gatos. ¿Y si tuviéramos un pájaro en una jaula?
-¿Para qué?
-Para tener un pájaro. Alguien que esté con nosotros.
-¿Para qué?
-No sé. Para tener algo


EL QUE EMPEZÓ POR COMERSE LAS UÑAS

Empezó por comerse las uñas
después se comió las manos
el codo
el hombro
la espalda
el vientre
las rodillas
los pies
Se quiso ir
y se buscaba en la silla
debajo de la mesa
en el ropero
detrás de la puerta
en la sombra de la pared
en la calle
y no estaba.

Foto: del libro “Poesía”. Buenos Aires, Editorial Contrapunto, 1990. Colección Contravientos.

Javier Villafañe

Canción a dos voces (padre e hijo) Por Luis Pescetti

– Barco se
escribe con be larga.
– Tiempo se
escribe con reloj.

– Árbol se
escribe sin la hache.
– Ventanal se
escribe con jardín.
– Pozo se
escribe con la zeta.
– Hijo se
escribe con jugar.

– Mirra se
escribe con dos erres.
– Beso se
escribe con placer.

– Lejos se
escribe con jota.
– Puente se
escribe con canal.

– Música se
escribe con acento.
– Y sorpresa se
escribe con misterio.
Misterio con origen,
origen con lugar,
lugar con geografía,
geografía con escuela,
escuela con maestros,
infancia con comienzo
con risa y milagro…

– ¡Momento, por favor!
¿Me dejás descansar?
Luego podemos
volver a comenzar.

– Que se escribe con zeta.