LEER
Cuando Antonio leía,
era como si en su cabeza inventara el viento
porque sus prejuicios no dejaban de convertirse en mariposas.
Sobre el arte de viajar
Había descubierto que tal vez,
los mejores recorridos,
eran aquellos donde los pasos
iban por fuera mientras los caminos
se abrían por dentro.
Zapatos
Todas las mañanas,
José trazaba rigurosamente el camino
de sus zapatos bien lustrados.
Pero al pasar las horas del día,
las suelas parecían adquirir vida propia;
el brillo dejaba de brillar y los cordones
terminaban siempre despeinados.
El camino de mis zapatos
Hace tiempo que en mis zapatos llevo caminos.
Lo mío no es raro.
Conozco personas que tienen lunas en sus miradas
o fuego en sus labios apasionados.
Un día, vi que en sus bolsillos, un señor mayor tenía un dragón
que le encendía su pipa, y un chico de séptimo grado,
la selva del Amazonas en su pelo.
Hay mujeres hermosas de lluvia en sus tristezas
y luciérnagas que lucen como joyas
en los dientes de una niña.
Así son las cosas.
-En el fondo, aunque nos creemos tan diferentes,
somos sin embargo tan iguales –me dice un señor mientras respira
el mismo aire que otro sopla.
Sobre el arte de caminar
Le encantaba salir a pasear
por las calles del mundo,
porque sabía que caminar
era una manera de ponerle
esperanza a sus zapatos.
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